Hace poco más de 50 años -el 17 de septiembre de 1973- asesinaron al cantautor chileno Víctor Jara. Una muerte sin justificación alguna, porque las letras de sus canciones descubren lo que el ser humano lleva por dentro y es capaz de entregar, sin pedir nada a cambio: el amor.
Víctor Jara, reconocido juglar del amor y del compromiso social de Chile, fue brutalmente asesinado hace más de 50 años por la dictadura de Augusto Pinochet. Sus canciones no solo revelan la profundidad del sentimiento humano y la capacidad de entrega desinteresada, también reflejan su profundo compromiso con la justicia, la igualdad y la paz.
“La relación del amor del hombre con una mujer, de una mujer con un hombre; o del hombre con sus semejantes, con sus hijos, con el hogar, con su patria, con el instrumento que trabaja, es vital, es la esencia de su razón de ser. Por eso, el amor no puede estar ausente en la temática de un cantor popular”, expresó el cantor, durante una entrevista realizada el 17 de julio de 1973, en la Panamericana Televisión, de Lima, Perú.
El presentador y maestro de ceremonias, Ernesto García Calderón, realizó la entrevista a Jara y está disponible en YouTube, preservando así sus palabras para las generaciones futuras.
Aquellos tiempos de 1973, son recordados por el padre Pedro Trigo (SJ), quien, junto a otros miembros de su congregación, participó y disfrutó de las canciones de Víctor Jara, en varios conciertos que el chileno ofreció en su primera y única visita a Perú.
El padre Trigo trajo a la memoria la importancia de la entrevista hecha por García Calderón; y hasta se atrevió a cantar en los pasillos del Centro Gumilla, alguna de las emblemáticas composiciones, al tiempo que pidió recordar al importante cantautor chileno.
El amor es lo fundamental
Durante la conversación con García Calderón, Víctor Jara abordó el tema de sus canciones y su afecto hacia otra artista chilena, su gran amiga Violeta Parra. Ahondó en el concepto del amor, el sentimiento más noble que la humanidad alberga y manifiesta de múltiples formas. Jara plasmó este amor de manera conmovedora en sus composiciones musicales.
Enfatizó que los seres humanos son mejores gracias al amor, considerándolo como lo fundamental, lo vital y la esencia misma de nuestra existencia. “El mundo continúa su curso, se transforma y se multiplica gracias a la presencia del amor”, reflexionó.
Además, Jara desestimó la etiqueta de “cantante de protestas”, argumentando que para él y sus colegas, el amor es el pilar fundamental de su arte. Nacido el 28 de septiembre de 1932 en Chillán Viejo, Chile, Víctor Jara dejó un legado imborrable en la música popular chilena, transmitiendo a través de sus letras un mensaje de amor, justicia y compromiso social.
“Te recuerdo Amanda”
La dulzura de sus sentimientos lo llevaron a componer grandes temas que lo han inmortalizado, entre ellos “Te recuerdo Amanda”. Era un homenaje a la mujer de quien heredó su pasión por la música, su madre, Amanda Martínez, que era una “cantora” –como decían en su tierra- “que cantaba en velorios, bautizos, casamientos” y fiestas populares.
Este canto se ha convertido -tal vez- en su composición más popular y uno de los clásicos de la canción latinoamericana versionado entre otros por los cantantes argentinos Mercedes Sosa y Fito Páez, además del español Pablo Alborán.
Antes de consagrarse como intérprete y compositor, Víctor Jara fue un destacado director teatral con obras como “La remolienda”. Sin embargo, su fama y consagración llegaron por su labor musical: fue director artístico del grupo Quilapayún y solista de la Peña de los Parra, antes de grabar en 1966 su primer disco en solitario.
Su consagración definitiva llegó en 1969 con su cuarto trabajo, “Pongo en tus manos abiertas”, en el que incluía a “Te recuerdo Amanda”. Con este bagaje cultural y musical recorrió por primera vez a Perú, dando conciertos y motivando de alguna manera, el compromiso social, pero siempre cimentado en el amor y nunca en la violencia.
Jara fue asesinado hace casi 51 años
A pesar de esto, dos meses después de aquella entrevista, el 16 de septiembre de 1973, Jara fue asesinado por la dictadura de Agusto Pinochet, que días antes, el 11 de septiembre, derrocó cruentamente al gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende.
Jara, de los referentes de la llamada ‘Nueva canción chilena’, estaba por cumplir 41 años. Fue detenido días antes y convertido en prisionero de guerra junto a miles de estudiantes, profesores, obreros e intelectuales en el Estadio Nacional de Chile que ahora lleva su nombre, donde sufrió torturas a manos de los militares. Finalmente fue ejecutado.
En 1990, tras el fin de la dictadura de Pinochet, la Comisión de Verdad y Reconciliación precisó que Víctor Jara fue acribillado con 44 disparos el fatídico 16 de septiembre de 1973, en el Estadio de Chile. Su cadáver había sido arrojado a unos matorrales y luego llevado al depósito de cadáveres, pero fue reconocido por su esposa, la británica Joan Turner.
El 27 de junio de 2016, un jurado estadounidense de Florida determinó la responsabilidad del exmilitar Pedro Barrientos en la muerte de Víctor Jara. Fue el resultado de una demanda civil interpuesta en 2013 por su esposa Joan y sus hijas Manuela y Amanda.
¿Por qué silencian la voz del amor?
Los militares de aquella dictadura acabaron con la vida de Víctor Jara, pero no con su memoria, ya que el cantautor se convirtió, tras su muerte, en un símbolo de la resistencia.
“¿Cuál fue el motivo del asesinato de quien le cantó al amor, como lo hizo Víctor Jara?”, se preguntaban las personas en la sometida sociedad chilena y en muchos países latinoamericanos de entonces. “¿Por qué algunos regímenes políticos desdeñan cualquier posibilidad de diálogo y optan por la violencia?”, sería la pregunta actualmente.
Hoy recordamos el canto del amor que caracterizó a Víctor Jara, prematuramente sembrado en su tierra. Nuestro deseo es que el amor florezca, en aquellos lugares donde sea necesario, sin callar las voces de quienes como él, se convirtieron en la voz de los que más sufren.
Caracas, 12 de marzo de 2024
Ramón Antonio Pérez
Coordinador de Comunicaciones
Fundación Centro Gumilla