Durante los primeros años, el evento ofrecía experiencias internacionales exitosas en países con problemas de conflictos y violencia, entre ellos Colombia, Guatemala, Perú y Brasil. Igualmente, se mostraban iniciativas venezolanas y los participantes salían motivados y con herramientas para construir la paz es sus entornos y desde sus campos de acción: en escuelas, comunidades y desde la defensa de los derechos
humanos.
Por once años consecutivos la RASI (Red de Acción Social de la Iglesia), prepara este encuentro anual que se ha convertido en un espacio no sólo para mostrar decenas de iniciativas que se impulsan en distintos estados y parroquias del país, sino también para ofrecer herramientas que incentiven la construcción de la paz desde las comunidades. “Es un encuentro para llenarnos de esperanza”, así lo define Luisa Pernalete, docente de Fe y Alegría y una de las organizadoras del evento.
En los últimos años, aunque no ha habido experiencias internacionales, los participantes salen de la jornada con la satisfacción de que hay decenas de iniciativas que buscan la construcción de un mejor país. A pesar de la difícil situación que vivimos, la RASI quiere mantener viva la esperanza y demostrar que hay mucha gente, organizaciones e instituciones que no se rinden, que siguen comprometidos con Venezuela