Literatura en las cárceles
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El aporte cultural puede servir de ayuda para el mejor manejo del tiempo de los presos de Venezuela. La Fundación Francisco Herrera Luque presta su sede para la realización del ciclo de conversatorios La delincuencia y las cárceles
Desde una cárcel venezolana, se puede observar un hueco en una de las paredes a través del cual se aprecian el movimiento de los árboles, la calma de las flores y el maullido de los gatos. Uno de los reclusos pasó varios meses construyendo ese orificio que ahora lo ayuda a despejarse del mundo que se vive en la prision; ahora puede pasar horas evadiendo lo que ya no quiere ver en el centro penitenciario para imaginar lo que sería su vida fuera de ese sitio.
Gracias a este invento, surgió el nombre “Al otro lado de la ventana”, libro escrito totalmente por internos que forman parte del taller de literatura realizado en el año 2006 por el Centro Nacional de la Cultura (CONAC ), bajo la compilación y coordinación editorial de la profesora Victoria Ardito.
“Para mí fue un trabajo muy importante porque, si bien ya yo había entrado a los penales, el libro me permitió escuchar las voces ocultas de un mundo diferente al que vivimos”, manifestó Ardito en el marco del conversatorio La literatura y las cárceles en Venezuela, realizado el pasado jueves 16 de abril como parte del ciclo de foros La delincuencia y las cárceles, en la sede de la Fundación Francisco Herrera Luque, y moderado por el penitenciarista Elio Gómez Grillo.
Desde hace diez años, la profesora Ardito, junto con un grupo de facilitadores, ofrece cursos de escritura a los reclusos en las cárceles. En un principio, comenzó en La Planta y luego en el centro penitenciario El Junquito. “En aquel momento éramos muy arriesgados, porque entrábamos sin apoyo ni seguridad de nadie, sino con nuestra propia voluntad”, recuerda Ardito.
La situación les resultó tan difícil que decidieron abandonar la iniciativa. Después de un año, la profesora Libia Montes, especializada en voluntariados dentro de diferentes comunidades, después de llevar sus talleres de recreación hacia el retén Los Flores de Catia, propuso retomar la literatura.
Comenzaron motivándolos a que escribieran cosas que les interesasen. Por eso, les pedían que describieran lo que sentían o contaran cosas de sus propias vidas.
“Fue allí cuando incursionamos verdaderamente en los talleres. A pesar de que son muy pocas las personas que quieren trabajar en un penal y de que no todos los reclusos querían participar, comenzamos a dictar los cursos hasta que fuimos viendo cómo muchos de ellos escribían textos de nostalgia y tristeza, otros se los dedicaban a sus familiares y el resto escribía cosas cómicas imaginándose que estaban fuera de la cárcel”, cuenta la profesora Ardito, quien también asegura que varios escritos eran de excelente calidad y que muchos de los internos confesaron haberse conocido más a sí mismos.Además, indicó que actualmente están realizando un concurso de literatura y se está preparando un segundo volumen del libro.
La profesora culminó su ponencia solicitando colaboración de quienes quieran participar en los talleres. “El deseo de servir sobrepasa el miedo”, dijo.
A continuación, el moderador Gómez Grillo presentó a Libia Montes con las siguientes palabras: “Vive más en las cárceles que en su propia casa. Es venerada por todos los presos de Venezuela”.
Montes es facilitadora de los talleres realizados por CONAC, ha realizado dos cortometrajes con los presos y ha dedicado la mayor parte de su tiempo a ayudar a los más necesitados. “He hecho de esto un oficio sin habérmelo planteado. Lo tomo como un compromiso social”, afirma mientras confiesa que le gusta trabajar con los internos todo lo relacionado a los temas de amor, odio y dolor para que ellos desahoguen lo que les atormenta.
“Una de las cosas que más me ha dado éxito es ser muy sincera y franca con ellos. No ofrezco nada que no pueda cumplir”, comenta.
Para ella, lo primero que se debe abordar es la “miseria humana” que viven ellos y ayudarlos a buscar soluciones. “Yo pienso que los internos son los que realmente saben cómo resolver el sistema penitenciario”, afirma.Montes culmina diciendo que, aunque ha visto muchas cosas feas dentro de las cárceles, no se ha frenado porque no va a negarles la oportunidad a los que quieren aprender en el taller “por un grupito que no está interesado”.
Rojas Guardia no pudo asistir
El conversatorio iba a contar con la presencia de Armando Rojas Guardia, pero como no se pudo presentar, envió un manuscrito a Gómez Grillo para que lo leyera en público.Luego de explicar la importancia de la literatura en las cárceles, Rojas Guardia confesó: “Me enorgullece ver a los presos sacrificar su tiempo de ocio, no sólo para asistir a talleres, sino para escribir durante los días de la semana”
Patty Fuentes Gimón