El ecumenismo del P. Juan Vives Suriá y la vivencia compartida
El P. Jesús María Aguirre, responsable de publicaciones en el Centro Gumilla, recuerda al “Profeta audaz” en el 100° aniversario de su nacimiento
Cuando conocí al P. Juan Vives en plena efervescencia, a pesar de los 20 años de diferencia que nos separaban tuvimos una rápida sintonía: la sensibilidad social y el carisma comunicacional en una etapa en que eran notorios los choques sociopolíticos dentro y fuera de las iglesias, y la intromisión mediática de los sacerdotes era todavía excepcional.
Cuando, tras su paso por Cáritas, comenzó a desarrollar los famosos semáforos 2000 para concientizar, como decíamos entonces, a la gente de la calle. Entonces yo era miembro del Centro de Comunicación Social Mons. Jesús María Pellín, y desde su unidad audiovisual cooperábamos en la producción de programas que con el nuevo lenguaje de los medios tocara la sensibilidad del pueblo común.
El salto cualitativo en su concepción asistencialista se dio cuando se desató la irrupción de las dictaduras en el cono sur, a las que siguió la secuela de conflictos internos en Centroamérica.
FUNDALATIN surge ante la necesidad de atender la ola de refugiados políticos y emigrantes, que además de cobijo humano, necesitaban apoyo internacional político. El ecumenismo y las alianzas de compromiso derivaron de la práctica histórica, aunque ya el Concilio Vaticano II había propugnado, lo que el último Concilio Plenario de Venezuela ratificó:
“Compromiso social, es decir, la cooperación ecuménica en iniciativas sociales; esta cooperación, señala el Concilio Vaticano II, debe ser “para una estimación recta de la dignidad de la persona humana, para la promoción humana, para la promoción del bien de la paz, la progresiva aplicación social del Evangelio, el progreso de las ciencias y de las artes con espíritu cristiano, el empleo de los más variados remedios contra los infortunios de nuestro tiempo, como son el hambre y las calamidades, el analfabetismo y la miseria, la escasez de viviendas y, la inicua distribución de los bienes”.
No es mi propósito repetir lo que el diplomático Robert Poveda explaya concienzudamente en su estudio JUAN VIVES SURIÁ, DEFENSOR DE LA VIDA, solamente quiero destacar su audacia en las empresas que acometía:
En pleno conflicto nicaragüense, en que tenía que viajar a Managua, temiendo que el avión presidencial no le diera la cola, se presentó en plena escalerilla, y así no fuera más por respeto o cortesía cristiana, el Presidente llevó en su comitiva a un cura intruso.
Y hablando de aviones, Juan necesitaba unas fotos de las Águilas Blancas, y en un trayecto a Mérida se introdujo en la cabina de los pilotos, y les hizo sobrevolar un par de veces sobre los nevados, para complacer al cura fotógrafo, para recabar su bendición.
Cuando en la guerra civil salvadoreña, pusieron un par de bombas a la emisora ISAX, para acallar la voz de Mons. Arnulfo Romero, me llamó de urgencia, pues se le ocurrió que el Zapatazo del día siguiente en el diario El Nacional tenía que denunciar esa salvajada. Así, pues, esa tarde tomamos un café en casa de Zapata, mientras esbozaba el dibujo.
Cuando asesinaron a Mons. Romero, hoy San Romero de América, no hubo necesidad de ir a su casa atelier.
Mi último encuentro con él fue al término del estreno de la película LA PASIÓN de Mel Gibson, y sin muchos discursos, bajando la escalera mecánica me soltó: “mucha sangre, pero no se ve por ningún lado el sufrimiento del pueblo”.
Una amiga de sus aventuras audiovisuales, Hna. Josefina Mata, presenció sus últimos momentos de agonía, y me compartió sus últimas palabras ante el Dios de la Vida: “No tengo miedo, llévame”.
El Ecumenismo avanza por la doble vía de la solidaridad entre los que sufren y por el Espíritu que insuflan unas personalidades carismáticas. JUAN VIVES SURIÁ, EL AUDAZ, ES UNA DE ELLAS.
Nota de redacción: El sábado 27 de enero de 2024, el P. Juan Vives Suriá, fue recordado con motivo de los 100 años de su nacimiento, ocurrido en Barcelona, España, el sábado 26 de enero de 1924, aunque a decir de sus amigos, prefería celebrar el 27.
La actividad –con características de encuentro ecuménico- fue organizada por la Fundación Latinoamericana por los Derechos Humanos y el Desarrollo Social (FUNDALATIN), en el auditorio de UNEARTE, donde participaron varios de sus amigos y compañeros de camino.
FUNDALATIN fue creada el 9 de junio de 1978 en Caracas, por Juan Vives Suriá. Una de las frases que caracterizaron su trabajo fue: “Si quieres la paz, trabaja por la justicia”.