Ejercicios Espirituales para 21 colaboradores de las obras jesuitas en Venezuela
Los participantes dedicaron 3 días a la oración e introspección recordando la presencia de la huella de Dios en la vida personal, y el recorrido por las etapas de la vida sobre los recuerdos alegres, de dolor, frustración e incluso de confrontación con Dios
La Casa de Retiro Quebrada de la Virgen, en Los Teques, estado Miranda, se convirtió en espacio ideal para la introspección y renovación espiritual de 21 colaboradores de las distintas obras de la Compañía de Jesús en Venezuela.
Del 6 al 9 de noviembre se llevaron a cabo los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, promovidos por la Red Apostólica Ignaciana de Caracas (RAIC) y guiados por el Padre Juan Carlos Sierra, SJ.
El primer encuentro de preparación tuvo lugar el 1 de noviembre en la Parroquia Universitaria de la Universidad Central de Venezuela, donde el Padre Sierra propició un espacio de conocimiento sobre la experiencia de ejercicios espirituales que se vivenciaría la semana siguiente.
Las primeras sesiones de ejercicios espirituales iniciaron posterior al almuerzo y concluyeron a las 9 p.m. con un espacio de reflexión en grupos, en el que los participantes compartieron sus experiencias del día y expresaron en una sola palabra aquello por lo que se sentían agradecidos.
Un componente significativo en cada jornada fue el examen ignaciano, el cual fue acompañado con una caminata reflexiva en torno a tres preguntas clave: ¿Qué agradezco de este día? ¿En qué puedo ser mejor cristiano al día siguiente? ¿Qué le pido a Dios para el nuevo día? Para finalizar con una oración antes de descansar.
Las temáticas abordadas en los ejercicios espirituales incluyeron la huella de Dios en la vida personal, con un recorrido por las diferentes etapas de la vida de los participantes a través de preguntas introspectivas sobre los recuerdos alegres, de dolor, frustración e incluso de confrontación con Dios.
Los presentes tuvieron la oportunidad de explorar símbolos que reflejaban su estado actual, búsqueda personal, compromisos, dificultades y liberación de todo aquello que les impedía la plenitud. Además de profundizarse a sí mismos como el sueño de Dios a través de cuatro palabras clave: felicidad, hijo, fraternidad y libertad.
El silencio y la meditación sobre las esclavitudes personales, la misericordia, el perdón de Dios y la compasión de Jesús como modelo de vida también fueron temas esenciales. Las personas fueron invitadas a mirar con los ojos de Jesús y a contemplar su misión como un principio de acción.
Estos ejercicios espirituales sirvieron como un espacio de renovación y enriquecimiento espiritual para todos los asistentes, quienes expresaron su gratitud por esta oportunidad de reencuentro con Dios, consigo mismos y sus allegados.
Por: Ariana Galán